26.5.06

 

No hay cuchara

(No, no he vuelto a ver Matrix, tranquilos.)

Una de las primeras cosas que hice una vez encontrado el alojamiento, fue comprar todas esas cosillas que faltaban. Donde cosillas es todo menos el colchón y lo que traía de España, que era básicamente ropa. No sé, igual para mis lectores casados (Carlitos, Nachete, un saludo) o que viven con la respectiva, equipar la casa es maravilloso y emocionante. Seguro que habéis disfrutado con esas visitas al Ikea, confesad, malditos. O igual alguno ha estado apunto de enviudar, también puede ser.

Mi perspectiva en todo caso era distinta. Se trataba de comprar todo lo necesario para pasar estos tres meses sin incrementar considerablemente los 30 kg de maleta que traía, que hay que volver...

Así que, después de recorrerme todos los posibles proveedores, básicamente me compré lo siguiente:
El caso es que no podía ser tan difícil encontrar los cubiertos. Y atentos amigos, que aquí llega la lección histórica gratuita de la semana. Parece ser que Sheffield fue una de las cunas de la revolución industrial, ese fenómeno que estudiábamos en el colegio después de Carlos III y antes de la guerra civil. Lo que pasa es que esos temas solían coincidir con el final de la liga y claro, se nos olvidan. Resumiendo, fueron unos años en que empezaron a salir fábricas como champiñones empezando justo aquí mismo y llegando a otros bellos lugares como España, por ejemplo. En fin, resulta que por aquí discurre un río, lleno de mierda pero río al fin y al cabo, y que hay(o había) minas de carbón cercanas. Esto hizo de Sheffield un magnífico emplazamiento para los barcos de vapor y el aprovisionamiento de los Reyes Magos, con abrevadero de camellos. No, en serio, para la industria del acero. Incluso un tío de aquí inventó (o eso dicen) un método nuevo para la fundición de acero. Parece ser que por toda Inglaterra había (incluso hay actualmente) cuberterías made in Sheffield. Osea, como Albacete pero sin queso, sin botellones y a lo bestia.

Visto esto, ¿se os ocurre algún sitio mejor para comprar unos cubiertos? Pues alguno debe de haber, porque al final no resulto tan fácil. Yo hasta hace poco no me explicaba esta carencia pero, el otro día, se despejaron mis dudas:

Cucharas


Esta "obra de arte", se encuentra en una galería de esta bella ciudad. Si el gusto del artista no os parece suficiente para darle un par de collejas, yo además tenía otro motivo: ¡Este cabrón las ha gastado todas! ¡Yo comiendo con las manos y el mamón este pegando cucharitas aquí!

Después de rebuscar en grandes almacenes y tiendas varias, encontré una tiendecita donde compré un cuchillo y un tenedor. Pero con la cuchara no había manera. No había cuchara, Neo.

Y así anduve por lo menos una semana, meneando el café con leche con el cuchillo y sorbiendo la sopa con pajita. Hasta que no pude soportar la presión, se me acabaron las pajitas e hice lo que cualquiera habría acabado haciendo. Robar una cuchara. La ocasión se presentó en el fin de semana cuando, gracias a que como sabéis soy un insociable sin amigos, me encontraba sólo visitando el museo industrial (apasionante...) . Después de ver al menos 40 crisoles diferentes y un motor de vapor brutal en marcha (lo mejor del museo, ya os enseñaré el vídeo si queréis) me dispuse a comer en el museo. El horario que llevan estos bárbaros incivilizados hace que todos coman en momentos incorrectos menos yo. Así que me encontraba sólo en la cafetería del museo. Poco podía imaginar el incauto inglés lo que tramaba cuando pedí la comida. El infeliz ni siquiera sospechó cuando cogí una cuchara de entre los cubiertos para comerme un sandwich. Mi sangre fría y gran pericia hicieron el resto. En cuanto el hombre bajó su vista al té, en fracciones de segundo la cuchara pasó de la mesa al bolsillo de mi chaqueta. Rápidamente terminé el sandwich y salí de allí con la cabeza bien alta, el frío acero chefiliano en mis manos y la satisfacción del trabajo bien hecho. ¡Jodeos, perros ingleses! Sobre todo tú, el de la estatua fea.

En fin, me gustaría deciros que ahora muevo con orgullo mi café con leche y todo tuvo un final feliz. Pero me es imposible, desde entonces no puedo conciliar el sueño. Cada noche tengo aterradoras visiones. Se me aparece Camilla Parker y me dice que tengo que confesar y compensar el mal que he hecho. Anoche amenazó con volver hoy, y en camisón. Por eso me encuentro posteando a estas intempestivas horas. Lo único que se me ha ocurrido es que qué mejor compensación que resumiros lo que leí en los carteles del museo. Y eso es lo que os he contado. ¿Habéis aprendido algo de Chéfil, no? ¿Camilla, satisfecha? Pues ale, ale, tira pa casa que Charles te estará esperando...

22.5.06

 

Cleaning standard

El tema del correo en el piso está gestionado de una forma amable y humana, como todo lo demás. Básicamente, las cartas las dejan en el suelo al lado de la puerta y cada cual se apañe. Cuando me enteré del sistema, leí una carta que hacía un par de días que me había llegado relativa al pago del alojamiento. Cojonudo. Eso sí, las que nos afectan a todos, se tratan con mucha más seriedad. Se dejan encima de la mesa de la cocina. El chino friki que nunca sale de su habitación no se cuando las leerá, supongo que de madrugada, pero bueno, ese no es mi problema.


El caso es que, el otro día, al llegar a cenar vi una carta encima de la mesa que decía que, durante esta semana, un miembro del servicio de alojamiento se pasaría por nuestro piso a comprobar las condiciones en que se encontraba y si éstas se ajustaban al estándar de limpieza de la Universidad.

Para ello, los tíos ya te avisan de que van a entrar en tu habitación como Pedro por su casa, así que si tienes algo "muy íntimo" que te lo lleves a otro sitio. Que bueno, eso también está bien, si no puedes guardar algo "muy íntimo" en tu casa igual no es fácil esconderlo. En mi caso, cogí el dinero suelto, me comí las últimas galletas de chocolate y enterré las armas de destrucción masiva en el parque y me olvidé del tema.

Y efectivamente, ya se me había olvidado el tema hasta que hoy he visto, encima de la mesa de la cocina, una carta que decía: Nos complace comunicarles que las condiciones de limpieza de su piso se ajustan al estándar exigido por la Universidad de Sheffield. Gracias.

Y a mí, vista la capa de grasa sobre los fogones, los trastos encima de la mesa de la cocina, los platos sin fregar en el lavadero, el estado del suelo del cuarto de baño, la bici del inglés aparcada en la cocina y el casco y las zapatillas encima de la nevera, me complace comunicaros que, si éste es el estándar, ya es oficial. Los ingleses son unos putos guarros.

P.D: Cabrones, ya me he enterado que ahora en España se está de lujo. Aquí hace un frío de cojones y no veo el sol desde por lo menos hace 10 días. Por lo menos aquí se come bien. O no.

17.5.06

 

Raro

Miércoles, 21:30. Estoy cenando unas chuletas a la plancha:

- Chino: ¿Estás cenando ahora? -Yo: Sí. -Chino: Joder, sí que sois raros los españoles... Como podéis tragar a estas horas. Yo ceno a las 6. Acto seguido coge una especie de pasta grumosa no identificada (parece algún cereal) y la calienta en un cazo. Lo echa en un bol, le añade leche y desaparece por la puerta.

Sábado, 12:30 de la mañana. Me levanto a desayunar mi café con leche con galletas:

-Inglés 1: ¿Vas a desayunar ahora? -Yo: Sí. -Inglés 1: Pues sí que sois raros los españoles... y se echa un trago de su café con leche seguido de una cucharada al plato de macarrones.

Domingo, 16:00 de la tarde. Acabo de comer. Inglés 1 me invita a tomar un té y una "tarta de brownie", hecha con unos polvos que parecen Cola Cao, que contra todo pronóstico está bastante buena.

-Inglés 1: ¿Quieres otro trozo? -Yo: No, gracias, acabo de comer. -Inglés 2, también invitado a la fiesta del brownie: ¿Acabas de comer? Vaya tela, sí que sois raros los españoles... Sin dejar de masticar el brownie, abre el horno, saca un plato de verduras asadas y un bol de arroz a la cubana y se sienta a cenar.

Pues sí, sí que somos raros los españoles.

P.D: Si entre mis lectores tengo a algún culé, enhorabuena. Cabrones.

12.5.06

 

Under the bridge...

Valencia, primavera del 2005...

Un joven y prometedor investigador perfilaba los últimos flecos de su tesis. Yo, sin embargo, creo que nunca he sido prometedor, no sé si investigador y vamos a dejar estar lo de joven*. Y, definitivamente, no estaba perfilando los últimos flecos de mi tesis. A no ser que por últimos flecos entendamos dar con alguna idea novedosa para resolver el problema entre manos y redactar la tesis entera.

En cualquier caso, fue por aquel entonces cuando mi jefe me propuso pedir una estancia breve en el extranjero. Así adquieres experiencia, mejora tu currículum, contactamos con otros grupos de investigación, te perdemos de vista... Obviando la puyita, no me pareció mala idea. Yo nunca había estado de Erasmus, y había oido que, bueno, digamos que es una experiencia enriquecedora. Por no hablar de cuánto mejoraría mi currículum, claro. Así que quedó decidido. Además, a priori podía elegir destino y fechas a mi gusto. El porqué pudiendo ir a cualquier parte del mundo decidí venir a un país en que todo el puto día está lloviendo y se cena a las 6 de la tarde es una de esas cosas que jamás se podrá saber, como si la Tierra es redonda o plana o porque siendo la mejor del mundo de calle, la selección española nunca pasa de cuartos (¡Este año sí!).

En cuánto a las fechas, sí es más fácil explicarlo. A ver, me voy a Inglaterra, queremos que haga buen tiempo (optimista que es uno), así que primavera-verano está bien. No, espera, el mes de Agosto en España, que las vacaciones son las vacaciones. Además la Universidad estará cerrada. ¿Salir en Marzo? No me jodas, Fallas y Madalena hay que estar en casita. Ya que estamos, Pascua la pasamos por aquí también... Y voilà! Fechas decididas. Del 17 de Abril al 21 de julio. Es perfecto.

Es perfecto, es perfecto... ¡los cojones! Es que mira que lo intento evitar, pero hay veces que se me olvida que el mundo no gira a mi alrededor. Evidentemente, llegar a mitad de Abril a una ciudad con una importante población universitaria, digamos que no es la mejor idea para encontrar un sitio donde caerse muerto, como no tardé en averiguar. Y eso que la universidad dispone de un servicio de alojamiento bastante bueno. Al menos en teoría.

La odisea ya empezó para ponerme en contacto con ellos desde España con una bonita sucesión de emails:

- Yo: Necesito alojamiento. -Ellos: ¿De que curso te matrículas? -Yo: No, de ninguno, es una estancia breve. -Ellos: Pues, necesitamos ponernos en contacto con alguien. -Mi jefe: Que sí, que este pesao viene para acá. -Ellos: Toma, anda, rellena esto. -Yo: Toma, ya esta relleno. -Un bot: Este es un automensaje, por aquí esta todo el mundo de parranda. -Yo: Cagón la maaaaar. -Ellos: Que ya estamos aquí, que mira, que no hay alojamiento de la uni, te buscamos privado. -Yo: Lo que sea, pero buscadme algo. -Ellos: Pues va a ser que no hay nada, te tenemos en la base de datos y si encontramos algo te avisamos. Por cierto, yo soy soltera y te acojo en casa, ladrón, que me has robado el corazón. -Yo: No, no, que yo soy un tipo serio y voy a trabajar...

Resumiendo, después del orden de 10-12 emails y como 3-4 semanas, no saqué nada en claro. Y de las llamadas telefónicas, saqué menos. Bueno, sí, saqué en claro que mi inglés era peor de lo que pensaba, y una vez más, preguntarme que quién me manda a mí ir a Inglaterra.

Al final, después de todos los infructuosos esfuerzos, a fecha de 10 de Abril y con mi cuerpo al borde de la deshidratación por diarrea, decidí dejar de hacer sufrir a mi esfínter, reservé un bonito hotel por 3 noches y me dediqué a disfrutar de mis últimos días en España. Fue entonces cuando mis amigos y familia, que siempre están ahí en los momentos que más los necesitas, disfrutaron de lo lindo con las coñitas, que si en Sheffield había río, que si a dormir under the bridge, que si me ligara a una fea... Encantador.

Después del paréntesis de Semana Santa, volví a la cruda realidad. Ya os conté el viaje. Pues bueno, el primer día en Sheffield, después de hablar con mi jefe, me planté en el servicio de alojamiento. Teóricamente, las gestiones se hacían mucho más fácilmente en persona. En la práctica, me ofrecieron, como algo cojonudo, una habitación en un piso de 6 personas, propiedad de la uni, del que, para mi gran suerte, se había ido un tipo esa misma semana. ¡Oooooh! ¡Que suerte! Casi aplaudo con las orejas. También me dieron un bloc del grosor del Ogata (del Quijote, para los de fuera del departamento) y ¡ale! siéntate ahí y te buscas lo que quieras. Empecé a hojearlo... Había varios pisos de 6 personas con una vacante y cosas por el estilo. Nada que molara mucho. Al final me quedé con un par de teléfonos de pisos de dos personas que teóricamente estaban vacíos. Sí, me iba a salir un poco más caro, pero por lo menos no tendría que compartir piso con 5 estudiantes de 19-20 años, borrachos y encima ingleses. O con algún psicópata. A mí que me den mi pisito para mí y me evito líos...

Lo de llamar a los pisos fue cojonudo. No sé vosotros, pero yo cuando tengo que tener una "conversación trascendente", especialmente en inglés, mentalmente me construyo unas cuantas frases. Llegué incluso a apuntarme algunas. Pero además elaborado, ¿eh? En plan ajedrecista, barajando las opciones: Primero, le pregunto que si alquila el piso de la calle x. Cuando me diga que sí, le pregunto que si lo alquila por meses o por semanas. Si me dice por meses, le digo que querría entrar ya, que si tendría que pagar el mes entero. Si me dice por semanas le digo hasta cuando. Luego le pregunto que cuando puedo ir a verlo. Si me dice que hoy, le digo que no, que no puedo. Si me dice que mañana, le pregunto que como llego hasta allí. Luego hablamos del precio, y le digo que quiero las dos habitaciones. Vale, creo que está todo.

Riiiing, riiiiing. Yo: Good afternoon, ¿miss X? Miss X: Yes, it´s me. Yo: I'm phoning because of the property you are letting in X street. Is that available? Miss X: No. Yo: Vete a la mierda, zorra. CLONC. Media hora de detallado plan a la mierda porque la tía ya no lo alquila.

Para llamar al segundo ya no me lo pensé tanto. Además, la mitad de las frases me valían. Éste también fue un cachondo. -Yo: Mira, te llamo porque he encontrado tu piso a través de la Universidad. -Él: ¿De la Universidad? Uuuuuuy, es que no he tenido muy buenas experiencias. ¿Para cuanto tiempo lo querías? -Yo: Para tres meses. -Él: Nada, nada, por menos de seis paso de alquilarlo...

Llegué incluso a volver a llamarlo, en plan: Mire, he pensado en lo que me dijo, ciertamente comprendo que usted no quiera alquilar el piso a clientes de la Universidad, créame que le entiendo, tal cómo está la juventud hoy en día... pero tenga en cuenta que yo no soy un estudiante, soy un investigador invitado por la Universidad para una estancia breve... Joder, si se me saltaban las lágrimas de lo bien que me vendía. Pero nada, no hubo manera. También es cierto que el discursito en mi inglés macarrónico y tartamudeando pierde un poco...

Es sorprendente la capacidad que tenemos las personas (o por lo menos yo) de, según las circunstancias, cambiar de opinión respecto a algo. Después de un par de días buscando (y pagando el hotel) lo que me parecía una puta mierda, un piso compartido con otros 5, empieza a parecer no tan malo. Después de un par de días más, y viéndote "under the bridge", parece el palacio de Buckingham.

Así que, al final, al piso de la Universidad. Y la verdad es que estoy contento. Estoy a dos minutos del trabajo y a diez del centro. Tengo internet. La habitación no está mal, la podéis ver en mis fotos de flickr. Y oye, tampoco es que tenga que compartir piso con 5 ingleses. Estoy con 2 ingleses, un escocés y dos chinos. Mucho mejor, dónde va a parar...


* ¿Que quién es el joven y prometedor investigador? Oiga, yo que sé, pero alguno habría, seguro...

9.5.06

 

De otra especie

Llevo unos días que he tenido tiempo para darle vueltas al tarro y he llegado a una conclusión. Yo creo que los ingleses son de otra especie. Ojo, no digo otra raza, que por cierto de eso aquí hay variedad, sino que incluso me planteo si zoológicamente serán Homo Sapiens Sapiens igual que nosotros. Y no van los tiros por el tema de que sean más o menos listos, que eso aún no lo se. Va por lo diferentes que son.

El caso es que, vistos desde fuera, tan poco parecen tan distintos. Sí, un poco más rubios y blanquitos, pero a primera vista poco más. Supongo que tendrá algo que ver el entorno. Todo el puto día nublado, lloviendo y tal. Gran tema el clima, algún día ya me pondré a hablar más detenidamente de ello y de lo estropeado que tienen el termómetro, porque lo suyo no es normal. No es normal que yo vaya con un jersey de lana y me vea a los tíos en manga corta como si no pasara nada. Me los cruzo en casa o en el curro y me entran ganas de decirles: No, yo no es que tenga frío, es por sudar, que así quemo trigliceridos... Que oye, si es por ir de machos, a mí que me avisen, que me bajo en bermudas para dejar el pabellón español alto, pero así por hacer el tonto... Por no hablar de las minifaldas de las tías, pero bueno, de eso no voy a ser yo el que me queje.

El tema de los horarios es también cojonudo. En concreto, de salir del trabajo a las 5 tampoco me voy a quejar, aunque cerrando todos los comercios a las 5 o a las 6, no es que te quede mucha cosa que hacer aparte de tomarte unas birras en el pub de turno (sí, lo sé, eso no está tan mal). Lo que se me hace realmente chungo es el horario de las comidas (de la calidad ni hablo). Básicamente, creo que su movida es:

  • Desayuno copioso sobre las 8-8:30.
  • Café 9:30 aprox.
  • Comida ligera a las 12:30-13:00.
  • Cena a las 18:00-19:00.
Estando en España, mis hábitos eran los siguientes:

  • Desayuno ligero a las 8:30-9.
  • Café a las 10:30.
  • Comida a las 14:00.
  • Merienda ligera a las 19:00 (a veces).
  • Cena a las 22:00.
¿Igualito, eh?. Así que lo que hago ahora es:

  • Desayuno ligero a las 8:30.
  • Pasar hambre.
  • Comida ligera a las 13:30.
  • Picotear algo o pasar hambre.
  • Cena a las 21:00.
Sé que debería intentar adaptarme, pero es que no puedo. Por la mañana a mí no me entra nada, es imposible. Y, ¿cenar a las 18:00-19:00? ¿De día?

En fin, lo dicho, que no hay quién entienda a esta gente. Aunque bueno, pensándolo fríamente... Por aquí siempre está nublado (evita que les de la luz del sol), la mayoría no salen de casa sin el paraguas o como mínimo el chubasquero (no dejes que se acerquen al agua), cenan de día (no les des de comer después de medianoche)... ¡Coño! Va a resultar que sí que son de otra especie...

4.5.06

 

Back to the Future

  • Septiembre 2005, solicitud de la estancia breve:
PERIODO SOLICITADO:
DIAS DE ESTANCIA EN EL CENTRO: 96
FECHA DE INICIO: 17/04/2006 FECHA DE FIN: 21/07/2006

  • 02/05/2006, email:
Estimado compañero:

Habiendo recibido solicitud para realizar una estancia ... me complace comunicarle que ... le ha sido concedida. Para el abono de la ayuda deberá ponerse en contacto con el C.T.T. con un mes de antelación al inicio de la estancia, debiendo entregar: ...

Doc, prepara el Delorean!



 

El viaje

Bueno, supongo que lo suyo es empezar por el principio. La llegada a Sheffield. Para los que no lo sepáis, pese a lo desconocida que nos resulta (yo no tenía ni idea de dónde estaba), Sheffield es, según donde lo leas, la cuarta o quinta ciudad más grande de Inglaterra (más de 600.000 payos y payas, muchos de ellos ingleses) y está más o menos en el centro.

Como el islote este no es muy grande y Gran Bretaña otra cosa no, pero aeropuertos tiene para dar y regalar, tenía como tropocientas combinaciones aeropuerto-tren para llegar a priori aceptables. Desde volar a Doncaster (que está muy muy cerca) a volar a Londres o Brighton y chuparme más tren. Doncaster fue descartado enseguida por los horarios. Además, ¿Robin Hood Airport? ¿Alguien tiene pelotas de volar a un aeropuerto con nombre de un tio que viste leotardos verdes? Otras opciones eran volar a Manchester, a Birmingham, a Leeds... Por no hablar de que podía jugar también con el aeropuerto de salida (Valencia, Madrid, Barcelona, Alicante), la hora, incluso la fecha... Estaba claro que algún vuelo barato tenía que encontrar, nada podía salir mal.

¿Que estaba claro? Lo de los vuelos baratos es muy bonito si haces las reservas con tiempo y previsión. Pese a que como sabéis, yo soy un tipo ordenado, previsor y calculador donde los haya, inexplicablemente esta vez lo dejé todo para el final. Después de mirar mil compañías, mil buscadores de vuelos, consultar a mil expertos, llamar a agencias... estaba como al principio, sin vuelo. O peor, con un dolor de cabeza y una mala leche bastante importantes. Y entonces hice lo que se suele hacer en estos casos. Joderme y pagar. Pero antes, hice una llamada al CTT (el organismo que gestiona en el Poli el tema de las becas):

  • Oye mira, que soy un becario FPI, que me voy de estancia. Los 600 euros que me dan, ¿cuantos viajes me cubren?
  • Uno, ida y vuelta.
  • Entonces, si me sale más barato el vuelo que ese dinero, ¿que pasa con lo que sobra?
  • Lo tienes que devolver.
  • ¿No puedo venir a España a mitad de la estancia?
  • No.
  • Entonces, ¿para que me vale buscar un vuelo barato?
  • Pues eeesto, mira, resulta que...
  • Ale, hasta lueeeeego.

  • Total, que al final, como paga el ministro, vuelo de Madrid a Manchester, que era donde más me convenía aterrizar. Y no volé en business porque no lo hice con tiempo que si no... Llegado el día D, ahí estaba yo, con mi maleta, mi portátil, mi decisión y mis ganas de comerme el mundo. Nada podía detenerme. En otras palabras, estaba acojonado. Total, no sé porqué. Jefe nuevo, ciudad nueva, idioma nuevo, no conocía a nadie, no tenía alojamiento. Para colmo de males, y no es la primera vez que me pasa, cuando habla el piloto (volaba con British Airways) no entiendo una jodida palabra. Ni una. Creo que en ese momento me vino por primera vez a la cabeza la frase que más veces me habré repetido en la primera semana: ¿Y a mi quién coño me manda venirme a Inglaterra? ¿Quién? Superado el momento de pánico, el vuelo en sí fue bastante bien, con sus fases habituales. Despegue, vuelo en sí y aterrizaje. Incluso aproveché para leer en el avión el libro del que iba a ser mi jefe, y así de paso hacerle un poco la pelota.

    Al llegar a Manchester sólo tenía que pasar el control de pasaporte y seguir las indicaciones hacia la estación de tren (que está en el mismo aeropuerto). Y efectivamente, llegue a la estación sin ningún problema. Tenía mi billete de tren, mi maleta, mi portátil, mi ...erda. El libro del que iba a ser mi jefe, que me había dejado mi jefe de siempre para que me lo firmara y hacerle la pelota, estaba en esos momentos vaya usted a saber donde. La última vez que yo lo vi, en el respaldo del asiento del avión. Ahí mis huevos. Ya me estoy preparando la excusa para cuando vuelva: No, el libro firmado no está, eso sí, mundo debe conocer un huevo.

    Y de Manchester a Sheffield, poco más. Plácido viaje de tren, estudio del planito, intentar pegar la oreja a conversaciones a ver cómo llevaba el inglés... Eso sí, de la estación al alojamiento un suplicio arrastrar los 30 kg, sí, 30 kg! de maleta:

    Maletón

    Ya he hecho deporte para toda la estancia con arrastrar ese bicho.

    Finalmente, sobre las 7 de la tarde, llegaba con vida y tras la finalización exitosa de la misión al hotel. ¿Hotel? Sí, habéis leído bien, hotel. Lo del alojamiento ha sido también una odisea, pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión...

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